Sensaciones (prólogo)
Se puede afirmar abiertamente que la Semana Santa, esa que se escribe con mayúsculas, es una cuestión de sensaciones. Incluso me atrevería a decir de gustos. Cada cual la observa, la siente, vive o disfruta a tenor de sus sensaciones personales, gustos o motivaciones. No existe una fórmula magistral que defina lo que cada uno experimenta o debe de sentir durante estas sacras jornadas.
Obviamente no hay nada escrito y todo es relativo, y más si me apuran, en este ámbito de “lo cofrade” donde las ortodoxias se disparan del ruan al raso o de un andar reposado a un izquierdo por delante.
Al fin y al cabo, todo en Semana Santa son sensaciones. Esa revirá donde se para el tiempo, esa marcha que hace callar, ese olor que penetra hasta la niñez, esa luz caduca de una candelería… Sensaciones. Todo y siempre sensaciones.
Y es ahora cuando os pido, estimados lectores anónimos, que me permitan que desgrane mis sentidos sobre nuestra semana. Que den licencia a mis palabras para no ofender a nadie si es el caso. Que sólo lean estas palabras como lo que son, una suma de sensaciones personales labradas a golpe de experiencia en primera persona.
Al sentarme a reflexionar y ver el panorama general de nuestra Semana Santa, van apareciendo un rosario de cuestiones que anteceden y atenazan mis sensaciones: ¿para quién está destinada nuestra Semana Santa? ¿a qué público estamos dando respuesta? ¿es Huelva una ciudad donde esto gusta?. Resulta cuánto menos curioso este dato que os ofrezco. En nuestra ciudad, contamos con una cofradía para cada 6.000 habitantes. Si atendemos a nuestros eternos vecinos es curioso que son 12.000 los sevillanos (sin contar su área metropolitana) para cada cofradía. ¿Somos conscientes que tenemos el doble de cofradías por habitantes que Sevilla? ¿Somos conscientes que tenemos 25 hermandades (26 si sumamos al Resucitado) donde empiezan a proliferar “medias cofradías”, cofradías “estancadas” y cofradías sin proyecto definido? ¿Son sostenibles económicamente cofradías (muchas de ellas con décadas a las espaldas) que no superan los 200 nazarenos?...
Son muchísimas las cuestiones que se van generando ante la perspectiva de un balance global de nuestra semana mayor. Me niego a valorar los palios de Dolores de Oración y Victoria o el andar del misterio de la Sagrada Cena. Me aburre decir lo mágico que es ver Tres Caidas por Huerta Mena o la grandeza de Jesús Nazareno… ¿de qué nos sirve? ¿De qué nos sirve no ser críticos con nosotros mismos y tapar nuestras carencias?.
Hemos entrado en la peligrosa dinámica del todo vale, para todos y de cualquier modo, sin levantar el faldón y pararnos a analizar horarios, recorridos, cortejos, imágenes, estética, símbolos, ritos… Todo se permite. Parece que vale con seguir adelante mientras cerremos un año más las puertas de nuestra parroquia con nuestra Cofradía dentro.
Doy comienzo con éste prólogo a una serie de reflexiones sobre mis sensaciones acerca de nuestra Semana Santa, no se preocupen, al fin y al cabo, todo son sensaciones…
3 comentarios
sergio eduardo diaz lozano -
Marcelino Pico Forjan -
Antes de hermandades nuevas o estrenos de patrimonio alguno, deberiamos invertir en cultura. Saber el porque de muchas cosas que desconocemos.Solo asi, con comocimiento, actuariamos de otro modo ante tantas situaciones.
Diego Sánchez Arenas -