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Homo Onubensis

Te buscaré...

Te buscaré...

Espera. Recelo. Miradas al cielo que anuncian un año más la incertidumbre de la esperanza de la hora de salida. Tensa calma. Nudo en la garganta. Sonrisa impaciente y nerviosa ante la llegada inminente de una nueva fiesta gozosa y gloriosa que anuncia la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo.

Por aquellas cosa del destino, de la vida, o por que sencillamente Dios así lo ha querido, este año mi corazón palpita semana santa por los cuatro costaos. Si disfruté de las carnestolendas allá por los primeros meses del año, la Cuaresma, ésta Cuaresma, me está haciendo retroceder en el tiempo y llevarme a una etapa de mi vida, atrasada pero no olvidada, donde todas estas cosas marcaban el reloj de mi día a día. Este año, vuelvo a tener esa ilusión de participar de esta nuestra fiesta por excelencia. Me siento ese chiquillo que viste túnica por vez primera, preguntando a cada instante cuántos días quedan para vestir los colores de su Cofradía. Me siento adolescente, con esa tensión contenida por la espera de llevar a sus titulares por las calles de nuestra Huelva de caliches y remiendos. Una Huelva que aunque presume de  fachada recién encalada, se muere lentamente en el olvido y el recuerdo de una ciudad que jamás volverá. Me siento hombre y cofrade que ha sabido vivir cada una de las facetas de nuestra Semana Santa y ahora, rozando con los dedos la madurez personal, sabe distinguir y quedarse con lo que realmente es transcendente de todo esto.

Este año volveré a encontrarme contigo y te abrazaré para no soltarte de nuevo. Te buscaré en la calle La Fuente, rincón místico del Barrio Alto que parece en estos días que acorta su longitud para hacerse fugaz, para encontrarte en forma de sonrisa celestial o en caminar señorial del nazareno de San Pedro. Te buscaré en el racheo anónimo y lúgubre del Señor de Calvario, en el caminar presuroso e incierto de mi eterna y distante Cofradía de la Santa Cruz. Te buscaré y te encontraré la tarde del Jueves Santo bajo la Madre y Señora de los Dolores y su joyero de plata, burdeos y rosas. Te encontraré una nueva Madrugá, para caminar junto a ti por esas calles que Tú y yo sabemos. Te buscaré para encontrarte en tus ojos Victoria, que bajas a tu ciudad para anunciarnos una próxima y merecida visita. Te buscaré en la mirada bondadosa de un nazarenito de la Fe o en la sonrisa más traviesa de todos los monaguillos de la Santa Cruz. Te buscaré en un palco de Gran Vía o en un balcón de San Pedro para seguir encontrando las lágrimas de una madre y la sobriedad de un padre, anclados en el recuerdo de una Semana Santa que ya no existe. Te buscaré en la rabia contenida de no veros vestidos con vuestra túnica azul, en vuestra ausencia, en el dolor del olvido impuesto y en el injusto amargo sabor que los humanos nos empeñamos en otorgarle a la Semana Santa. Te encontraré de la mano de mi inseparable aprendiz, atenta y dispuesta a mis explicaciones teóricas sobre la conveniencia o no de los faldones de terciopelo o damasco, en su paciente y asumida complacencia por sacarme de las tinieblas en las que me encontraba… Y te encontraré en la ausencia. En el dolor. En la tristeza por no tenerte en mis brazos para mostrarte a qué huele esa nube tangible que hay delante de los pasos, para enseñarte como se enciende una candelería cuando el paso está arriao, para pedir cera contigo y fabricar nuestra primera bola, para estremecerme contigo cuando oigas los sones de una marcha, para acurrucarte cuando estés cansado de todo esto y cogerte en mis brazos.

Te encontraré y te buscaré en todos los sitios y rincones porque desde que nací has estado presente en mi vida en todas sus formas y modos. En los éxitos y en los fracasos, en las alegrías y en las tristezas. Te buscaré Semana Santa. Te buscaré y te encontraré donde siempre y porque sé donde buscarte. Te buscaré y te encontraré porque ya estás aquí…

6 comentarios

Anónimo -

Seguro que si sabes quien soy....

Anónimo -

Jaaa

Jesús Rodríguez Redondo -

Tanto misterio... ¿porqué no te identificas?

? -

Si algo echo de menos es la semana santa de aquellos abos

Yo -

Te sigo sin que lo sepas

XOSE ANDRES -

Killo, mize, no veas.... de aquí a poco te veo dando el pregón. Un besazo enorme, y que la disfrutes como tú sólo sabes.