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Homo Onubensis

Polvo eres...

Polvo eres...

La veda del rodillazo genuflexo y de la reverencia barroca ante indiferentes sacros titulares ya está abierta. Este Coto Privado invita a los suyos a disfrutar de una fiesta cada vez más alejada de la esencia que la compone y que se pierde empalagosamente en las Doctrinas Ortodoxas con sabor a pasado. El Miércoles de Ceniza da el golpe de llamador como señal anual de ese tiempo que se torna excusa para el terno eterno de cada primavera.

Miércoles de Ceniza donde la Iglesia, eternamente bipolar, te recuerda tu lugar anónimo y carente de valor en éste mundo: “Polvo eres y en polvo te convertirás”. Hoy no eres nada, mañana tampoco. Ayer eres vida, pasado tendrás la gloria eterna… Caprichosa Doctrina que no hace más que recordarte lo intrascendente y etéreo que eres en una vida que se te ha regalado por Don Divino sin objeción permitida. Si la verdadera vida, la  eterna,  la alcanzaremos cuando ya no seamos más que polvo ¿para qué queremos ésta tan vigilada, censurada y recelosa?.

La Cuaresma no es más que esa enfermedad que precisa de cuarentena, torrija y montaje. Las reflexiones, ayunos y moralizadoras propagandas eclesiásticas pasan a un segundo plano (si no es que están en un tercero o cuarto) con la excusa de los quehaceres propios de una Casa de Hermandad. Cuarenta días de rituales marcados con la tradición impuesta del fetichismo barroco, de rutas pedestres de visitas a los sacrosantos almacenes de pasos convertidos en iglesias durante cuarenta días, de tertulias Académicas donde se ensalzan los  desastres humanitarios ante la inminente falta de cargadores apolíneos. Cuarenta días de espera trágica que se agotan irremediablemente con la mirada puesta en un cielo cada vez más gris (¿?).

Señores, Señoras, Hermanos Todos. Venida desde tiempos inmemoriales se presenta la más grandiosa obra tragicómica  que de mente humana haya sido creada: la Semana Santa.

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