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Homo Onubensis

La Ley de la Selva

La Ley de la Selva

El pasado fin de semana inhalé una buena dosis cultural entre la noche del viernes y la tarde del sábado, dos platos agradables al paladar regados de la mejor compañía. De primero una actual obra de teatro (tan escasitas en Huelva) y de segundo la última película de Guy Ritchie. Veamos…

 

‘La Ley de la Selva’ es una comedia ácida sacada a la femenina mente de Elvira Lindo. Una obra que retrata magistralmente el hastío femenino cincuentero dentro de un monótono matrimonio convencional. Lindo presenta a Guadalupe, una mujer encerrada en su propia vida que anhela algo diferente en su vida, un chispazo de aire fresco que le haga sentirse viva. Esa iluminación le llega de su vecino del piso de arriba, Indi (de Indalecio) con el que coincide una noche a la hora de tirar la basura. Indi, un aventurero algo fantasma venido a menos, le llena su vida de historias, de cuentos y de fantasías, algo que inunda el corazón de Lupita. Sus conversaciones clandestinas en el piso superior hacen que cada vez se sienta más distanciada de su marido, un necio enganchado a la televisión basura.

 

Conforme la obra avanza, Lupe va descubriendo que Indi no es más que un monigote fracasado que necesita más oídos que lo escuchen que un corazón que lo ame, además de ser un antiguo y viejo amigo de su marido con el que suelen compartir charlas en el Transilvania. Así, Guadalupe, consciente de la falsedad de Indi y de lo inepto de su marido, no tiene más opción que resignarse a lanzarse de una vez por todas en busca de una aventura real, encontrándola una noche (tal vez su única noche loca) en el Transilvania, un antro donde un pianista cubano, obsesionado con los colmillos, entretiene a la nefasta clientela.

 

Se trata de  una obra llena de ingenio, de fantásticos diálogos perfectamente entendibles y cercanos, alejados de pomposidades lingüísticas. Un guión en el que tristemente te puedes ver reflejado. Fantástica la interpretación de Mariola Fuentes, una actriz hecha a un papel, y de Tomás Gayo, que se multiplica a lo largo de la obra interpretando a tres personajes.

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