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Homo Onubensis

Caribú, el rebelde con causa

Caribú, el rebelde con causa

Reza un dicho popular que no se le pueden poner puertas al campo, pero si atendemos a la pequeña historia de Caribú, el lince rebelde y díscolo, podremos comprender que no hay nada más acotado que el medio rural y más si perteneces a esa dichosa especie de felino tan andaluz como Curro Romero.

A lo primero que debemos acercanos para comprender la personalidad y sentimientos de este lince es a su origen. Caribú, el lince con nombre de mamífero rumiante de la familia cérvidos, fue exportado desde los montes de Sierra Morena, su hábitad natural, hasta el mismísimo corazón de Doñana para obligarlo a procrear  y así incrementar las nuevas camadas de linces en nuestro Parque Natural. Un semental forzado. Un lince que se vió privado de su espacio, de su entorno, de sus breves y discontínuos ascerceos amorosos. Un animal que vio como le ponían ante sus ojos a las principales, pero frígidas, tops models linces que habitan en Doñana. Allá se plantó él, un apuesto chico de campo acostumbrado a mendigar alguna culebrilla o algún ratoncejo perdido, y manchar sus bigotes descuidados del barro de la mañana campestre cordobesa, ante la flor y nata de su especie. Linces amamantados por biberones cada mañana, linces a los que toman la temperatura cada cuarto de hora, linces que no saben lo que es mirar la luna desde lo alto de un pino piñonero.

Ante tal panorama, Caribú, el rebelde con causa, cogió una mañana sus maletas vacías y retó a los vigilantes carceleros y mamporreros escapándose del recinto almonteño para buscar su libertad, su casa, su espacio. Caribú, desconcertado y perdido, vagó por los campos de Doñana sin un rumbo fijo, sólo sabía que debía de escapar de su cárcel sexual. Recorrió Almonte, Bollulos, cruzó la autopista, su estrecho, jugándose la vida como cientos de inmigrantes cada día en busca de un sueño irreal, subió a La Palma, disfrutó de los campos de Valverde y se atrevió  con el olor a aguardiente en Zalamea... así hasta Jabugo, recorriendo centenares de kilómetros por la georgrafía onubense lanzándole un guante a los cuidadores de Doñana que, a través del GPS instalado en su piel, atendían atónitos e impotentes ante el viaje onírico de Caribú.

Días más tarde, como Steve McQueen en La Gran Evasión, regresaría a su recinto con un apuesto paso marcial ante la enamoradiza y furtivas miradas femeninas.

Ahora, los que saben de esto (no de cine, sino de animales) después de estudiar sus movimientos y comportamiento, dicen que Caribú es "submaduro".

A mí, solo me queda rendir un homenaje sincero a este lince, a Caribú, por luchar por su libertad.

Un abrazo de LINCE a LINCE

3 comentarios

Nati -

ja, ja, qué graciosillo...no había caido en eso...

Jesús Rodríguez Redondo -

¿Por lo de submaduro? jajaj

Nati -

Je, je, cielo, es genial.
Me ha encantado la historia de Caribú. Vamos, que te imagino reencarnado en Caribú II en tu próxima vida futura, je, je.
Ah!...TE QUIERO GUAPO!!