El Ahora...
No importa lo angosto que sea el camino
ni lo cargada de penas que esté la sentencia,
soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma.
(Willilam Ernest Henley)
Después de horas, incluso días, ya semanas, donde las palabras en mi boca producían dolor y en mi mente tristeza, una incómoda melancolía se va apoderando de mi alma en cada suspiro que dejo caer al suelo de la realidad en la que me he instalado.
Esa apatía de cara a pensar, a compartir conmigo mismo mis sentimientos, a degustar mi estado de ánimo, me hace ahogarme en un escenario escogido voluntariamente y del que cada segundo que pasa, de esta vida que ha frenado su avance temporal, me siento más seguro y confiado. No cómodo. Pero si firme y convencido de que a veces en la vida hay que pararse, detenerse en el camino, mirarse al espejo, y ver no solo lo que refleja, sino qué podrá reflejar.
Dicen los que saben de esto que la vida es corta. A mí, me parece larga. Creo que siempre puedes echar el pie en tierra, deshacer el camino y volver a buscar un nuevo horizonte. Ni mejor ni peor. Distinto. No se puede anhelar un futuro al que no le estás dedicando un presente por muy glorioso que sea un pasado. El presente, el instante, el momento, es lo que prevalece. Hoy aquí, mañana… ¿importa el mañana? El dejar atrás el presente por forjarse un futuro te hace esclavo de la desidia, del inconformismo.
El atrás ya pasó. Lo que sea, vendrá. Vivamos el hoy. Ni todo lo pasado son espinas ni rosas, ni el futuro se plantea prometedor o confuso. Nada importa salvo las sensaciones, las que percibas, las que huelas, las que saborees, las que te permitas en cada momento y de cada suceso. Las que te regala la vida, a diario, sin látigos ni cargas. ¿Por qué no nos paramos a pensar dónde estamos y dejamos de vivir de réditos y promesas?.
Hoy la vida me ha propuesto otro itinerario alternativo, ha variado el rumbo hacia un lugar que desconozco y que no quiero saber cuál es hasta que arribe. La vida es así, caprichosa, incierta, azarosa… ayer sé que estuve, hoy estoy, mañana ni idea. Y tampoco lo quiero saber, ni que me lo diga. No me interesa. Que sea lo que ella quiera, donde la vida me lleve, hacia donde Dios crea que me merezco.
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Anónimo -