Las Preguntas
A día de hoy desconozco si está llamando a las puertas de mi alma para quedarse, si es un romance furtivo de primavera, o si es que realmente jamás se fue de mis adentros y vuelve a despertar de su letargo.
No lo sé.
De lo que sí estoy en condiciones de afirmar es que estas letras van acompañadas, además de los sones de la grandiosa marcha Virgen de la Palma, de un cosquilleo sensorial que me anuncia la inexorable e inminente llegada de una nueva Semana Santa.
Insisto. No sé si ha venido para quedarse o es una infidelidad a mi autoimpuesta apatía cofrade.
En mi casa no cuelga ningún anhelante hábito, no hay costal a medio lavar, no hay papeleta de sitio doblada en mi cajón, no hay corbata negra para el Jueves Santo. No. No las hay. Las cosas que llenan el cajón de mi esperada Semana Santa están en mis sensaciones, en ese nerviosismo inquieto igual que el chiquillo que sabe que va a vestir su túnica por vez primera.
Este año, después de mucho tiempo, mi corazón está de Semana Santa.
No me sorprendí perdiéndome en cautivos besamanos el primer Viernes de Marzo. No me resisto a recortar del ABC o del Diario de Sevilla algún que otro artículo de actualidad cofrade. No me engaño si me obligo a navegar a diario por huelvacofrade o artesacro, buscando las novedades de cada día. No me encuentro desubicado asistiendo al IV Curso Cofrade de la UHU, asistiendo a geniales ponencias sobre los orígenes de la Semana Santa en las Ordenes Mendicantes del Medievo. No me extraño si las estanterías de mi casa vuelven a llenarse de fascículos coleccionables y DVD´s del Correo de Andalucía o del Odiel. No me engaño al intentar ocultar esa respiración más profunda al pasar junto a un naranjo, buscando el chispazo fresco de esa nevada flor hecha Semana Santa. No. Nada me resulta extraño, todo se me hace… ¿necesario?.
Busco en mi portátil Estrella Sublime, una de esas marchas eternas, sublimes… muy del gusto de un rancio y cursi como yo. De un anhelante y reinventado cofrade que ya espera el momento de su único e irrepetible “Angeleteo” en calle La Fuente.
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