Un Mundo Sin Fin (Ken Follett)
La verdad es que se hace raro desprenderse de algo que ha compartido contigo tantas y tantas noches de los últimos meses. Finalmente acabé esta vida hecha libro en las manos del genial Ken Follett, un escritor de historias, un creador de vidas.
Esta segunda parte de Los Pilares de la Tierra no es más que la prolongación de la historia de la ciudad de Kingsbridge. Atrás quedan ya las historias de Lady Aliena y Jack Builder. Ahora, pasados los años, son otros los personajes que pululan por esta ciudad catedralicia, son otros los líderes que rigen los destinos, otros los monjes que cercenan las mentalidades obedientes de los campesinos y nobles. Otras y nuevas historias, pero en un mismo lugar, el bucle de Un Mundo sin Fin donde nada queda salvo el recuerdo de las grandes historias.
En esta segunda entrega cuatro son los personajes que marcan las pautas de la obra y llevan el peso de la trama argumental. De un lado los hermanos Merthin y Ralph, descendientes del mismísimo Jack Builder, otrora líder carismático de la ciudad; Caris, la jovial y única mujer; y Gwenda, sufridora, paupérrima y enamorada. Los cuatro personajes interactúan en la realidad de una ciudad marcada por los destinos de un Monasterio Benedictino y de la dura represión de una nobleza desinteresada por unos serviles ciudadanos. Los cuatro van creciendo a lo largo de la obra, tanto física como intelectualmente de un modo natural y magistralmente interpretado por el autor.
Gwenda. La más pobre de los cuatro. Su origen está una familia sin tierras ni trabajo que se dedica al menudeo y al robo. Incluso en su juventud Gwenda es vendida por su padre a unos campesinos a cambio de una vaca. Crece enamorada a la sombra de Wulfric, un joven y apuesto campesino con el que logra casarse y llevar una dura vida llena de rencores, odio y dificultades.
Ralph. Personaje detestable por su carácter violento, despiadado y carente de escrúpulo. Hermano de Merthin y opuesto radicalmente a él. Luchó en la Campaña Francesa de la que vuelve para ser nombrado Conde donde campea sus voluntades con más tiranía que nobleza.
Caris. La mujer perfecta. Guapa, inteligente, culta. Lo tiene todo, hasta un amor puro y alocado por Merthin. Ingresa en el convento a causa de una mala jugada de los priores del Monasterio que la acusan de herejía, pero en lugar de desgraciarse y compadecerse, crece en su papel de monja hasta llegar a liderar el convento y llevar las riendas de la ciudad, después de combatir la peste en la ciudad con inteligencia y sentido común en contraposición a los remedios ineficaces marcados por los monjes.
Merthin. El líder. El personaje. Desde su juventud su obsesión es construir y hacer grandes cosas por la ciudad. Enamorado no correspondido (por las vicisitudes de la vida) de Caris. Es un autentico líder espiritual. El personaje crece a lo largo de la obra, madurando en sus decisiones y en sus respuestas. Es el contrapunto a su hermano Ralph, al que Dios dotó de fuerza física pero nula moralidad.
La historia de estos cuatro personajes se va acercando y distanciando a lo largo de la obra, donde aparecen muchísimos personajes como el Prior Godwyn, malvado líder monástico, Phlilemón, número dos del priorato y hermano de Gwenda; Philippa, noble de una belleza sin igual… miles de personajes pasean por estas casi 1.200 hojas que hacen llenarte de historia y de personales de unas cualidades reales que hacen que afloren sentimientos hacia ellos a la largo de la lectura.
Un libro muy completo, muy bien escrito y de una lectura fácil y rápida. Una perfecta apuesta para un verano de sombrilla y butaca.
No duden en leerlo.
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