De vuelta a todo...
Se acabó. Se acabó el poder ver la hora en el despertador y darte media vuelta a sabiendas que no sonará. Se acabó la falta de rutina y el desorden vacacional. Se acabó. Volvemos a lo mismo, a la estabilidad de la monotonía de las semanas (no por ello tiene que ser negativo), volvemos a ser esas personas que somos durante once meses, esos espejos donde repetimos los días una y otra vez.
Atrás y lejos quedan ya una vacaciones magníficas y maravillosas iniciadas en Punta Umbría junto a mi familia, continuadas en La Antilla (deshonrosa actuación etílica con el gran Manolo Carbonero, un fortachón comunista de Jerez de los Caballeros), disfrutadas en Montecastillo, Jerez, en un idílico y desintoxicante hotel rodeado de campos de golf, e inolvidables en mi ya de por si inolvidable Dublín. Unas vacaciones donde lo mejor fue la compañía, como siempre, la de mi niña, que sigue siendo (contra viento y marea) la que me lleva de la mano por esta vida.
Señoras, Señores... bienvenidos a la feliz rutina.
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Nati -