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Homo Onubensis

Mi foto favorita

Mi foto favorita

A pesar de que hayan pasado ya algunos años desde que me sacaran esta imagen, aun sigo recordando aquel instante como si lo estuviera viviendo en el mismo momento. Es mi foto, la que recoje la experiencia más grande que hasta el momento haya tenido: jugar a rugby.

Sin duda era otra época, otra historia, otro mundo, donde el rugby que llevo dentro se desfogaba por los campos andaluces siendo partícipe del juego y no como simple y frustrado espectador televisivo. Como digo, era otra época, ni mejor ni peor, distinta.

Los duelos entre San Jerónimo de Sevilla y el Tartessos Huelva eran esperados por unos y por otros como algo más que un partido de rugby. Los azules viajábamos a Sevilla a sabiendas de lo que no esperaba de antemano. Arbitrajes algo más que rigurosos, ambiente hostil, rival marrullero y duro... en definitiva: un partido de rugby con todos sus ingredientes.

La rivalidad sobrepasaba en la mayoría de los casos las reglas del juego, siendo realmente extraño la contienda que acabara con los treinta en el campo. Nos esperábamos. Una mirada, un mal placaje, un fuera de juego...  era más que suficiente para desencadenar que cada uno sacara lo peor (o lo más autentico) que llevamos dentro de nuestras almas. Lo mejor de todo ello era saber que pasara lo que pasara tendría a catorce a mi lado, catorce hermanos de sangre, catorce compañeros, catorce amigos. Aun recuerdo el día que el mejor tercera que conozco, Jose Carlos Gretener "Topete", confundió la espalda de un jugador verdiblanco con el felpudo de su casa. Llovió mucho... y no fueron gotas de agua precisamente las que llenaron el campo.

Eran autenticos derbys y nos sentíamos importantes. Desde la primera hora en la que quedábamos en la Facultada de Cantero Cuadrado para salir juntos, hasta que compartíamos con los rivales en su sede de club (con un sabor a rugby tremendo) el tercer tiempo, todo sabía a rugby, todo era rugby.

Pero volvamos a la foto. La jugada era clara. Una patada a seguir de los sevillanos que recibo bien colocado en mi posición de zaguero. Mientras el oval volaba en mi dirección pude comprobar, antes de recibir, que ala y zaguero blanquiverdes se dirigían a por mí con más voluntad que inteligencia. Los dos juntos, los dos por el balon, sin cubrir campo... cuando mis manos acariciaron y notaron el placentero tacto arenoso y seco del  balón sólo tuve un pensamiento... "es la mía". Me coloqué en disposición de patear largo jugando a la "caja" (sin tres cuarto por medio) y presionar lo más arriba... pero... ahí está ( y perdónenme mi modestia) mi gran jugada maestra. Apenas solté al aire el oval para patearlo mis manos volvieron a abrazarlo, esta vez con más fuerza, y cambié mi dirección saliendo con un amago brutal hacia el otro lado del campo, dejando a los dos tres cuartos sevillanos con dos palmos de narices y corriendo detrás mía. La jugada acabaría unos metros más adelante siendo placado por algún tercera sevillano. Aun resuenan en mis oídos el eco del murmullo que provocó en el campo mi jugada...

Pero si hay algo que más me llama la atención de esta foto no es la jugada en sí misma. Hay algo mejor. El jugador que aparece en primer plano es Manolo Mazo, actualmente en las filas del Cajasol Sevilla y miembro de la selección española de rugby. Me imagino que es cuestión de estar en el sitio adecuado y en el momento adecuado. El llegó y otros tantos (y no lo digo por mi ciertamente) con más valía, se quedan en el camino por el aburrimiento administrativo que someten las instituciones a este deporte. Al menos en Huelva, donde no hay apoyos ni económicos ni logísticos. Una pena.

 

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