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Homo Onubensis

Mi primera experiencia

Mi primera experiencia

Dicen de la muerte que ante su inminente llegada toda tu vida se te pasa ante tus ojos como destellos en forma de recuerdos. No lo sé. Gracias a Dios nadie lo puede afirmar o negar, pero en el caso de que fuera cierto, uno de esos momentos que sin duda perdurará en mi memoria para siempre será mi primer partido de rugby. Desde ese momento me enamoré para los restos de este deporte que tanto me ha dado a nivel afectivo y emocional, sin esperar nada a cambio, sin pedirme la cuenta al final de cada partido.

Mi bautismo de fuego no pudo tener un lugar más privilegiado, Granada, una ciudad que destila rugby. La ciudad Nazarí acogía los JUEGOS UNIVERSITARIOS del 2002 y hasta allí nos dirigimos aquel grupo novel, ya que éramos muchos los que debutábamos ese año y en ese deporte,  a las ordenes del entrenador del Universidad de Huelva Daniel López Torralba. Allí coincidimos gente joven con unas tremendas ganas, gente como Juan Ramos, Eduardo Fernández, Jorge Toscano, Justo Ramírez, el "Ubrique", Sergio "lord Inglés", Martin el Negro... personas escandalosamente buena gente capitaneados ya por unos incombustibles Juan Juárez y Antonio Fernández "Tete".

El grupo que nos tocó en suerte (por decir algo) estaba formado por Universidad de Sevilla, por aquel entonces en División de Honor, y por Universidad de Granada, que militaba en División de Honor B. Ámbos equipos presentaron unas formaciones de jugadores experimentados para alzarse con el título. Era como un pique personal entre ellos. Y en medio de la fiesta... de su fiesta. El Universidad de Huelva con 15 cachorros de Linces.

El primer partido nos enfrentó a Granada y debuté, como no podía ser de otro modo, defenestrado al ala. Puedo afirmar que no toqué oval en todo los 80 minutos y me dediqué a soñar un pase del segundo centro, pase fielmente quimérico ya que era Juan Juárez el que jugaba de 13 y él jamas la pasaría a un zagal ala. De ese partido me quedo con la experiencia, con los nervios del partido, con el miedo a entrar en juego, del sol que lucía en Granada, con mis dedos hinchados y morados de tanto apretarme los esparadrapos en los nudillos, del sabor a plástico del protectot bucal... y me quedo con el recuerdo del resultado. 100 - 0 a favor de los Nazaríes. Ellos se dieron cuenta en el primer minuto (o antes) de lo que tenían enfrente y se dedicaron a jugar. Una vez alcazada la cifra centenaria nos entregaron el balon y "nos enseñaron" a jugar. Recuerdo que incluso nos iban corrigiendo posiciones y dando alternativas. Un ejemplo. Estas cosas nada más que pasan en el rugby. Y no crean que fue humillante para nosotros ni para ellos, lo contrario, ellos vieron nuestras ganas de hacer cosas, nuestro coraje, nuestra ilusión y quizás la honra fue para ellos el respetarnos como rivales. Unos dignos rivales.

Una vez en el hotel y ya de noche recuerdo que me dolía todo (y mira que no plaqué) y no tenía ganas de nada. Jamás olvidaré a Martin, un tipo negro hablando en gaditano-sevillano que estudiaba ambientales, que comía de un modo brutal. Era horroroso. Se comió su menú y el de un par de ellos de su alrededor.

Al día siguiente nos esperaba Universidad de Sevilla y aunque el equipo era superior al del día anterior, se pararon en 75-0. Recuerdo como todos me decían: "Mira ese juega en la Selección"... creo que era un tipo que le llamaban el "Oso", un pilar de casi dos metros. Una bestia a la que intentó placar el gran Ubrique y fue despedido varios metros atrás. Solo pudo levantarse y decir entre balbuceo, euforia y dolor: "¡Que guapo!".

En ese trofeo quedamos los últimos y volvimos a Huelva con un sentimiento de orgullo indescriptible. El resultado era lo de menos. La experiencia lo era todo. De camino a casa el virus del rugby nos contagió a todos. Ese fué el comienzo de una leyenda, de un equipo , de un grupo de amigo.

3 comentarios

Fer -

Acabo de caer aquí por casualidad y me ha encantado tu blog; tenía pensado llevar a cabo este año un proyecto de blog contando mis andanzas en el mundo del oval, veremos cómo evoluciona.

Un saludo de un ala/zaguero ;)

Juan R. -

Qué bonito Jesús, de verdad, qué recuerdos. Mira que tengo la sensación de haber exprimido cada minuto que pasamos juntos esos años, pero ahora, cuando recuerdo esos momentos, me hubiera gustado aprovecharlos más si cabe y haber sido consciente de que estábamos viviendo la mejor época de nuestras vidas, sin duda.

Andrés -

Creo q esto del rugby nos gusta a la familia, aunqlo q nos debería de gustar es el fútbol¡¡¡por nuestro gran abuelo. Pero q le vamos a hacer... he leido este artículo y estoy contigo, el rugby es cojonudo, cuando ves a los otros 15 allí delante tuya, te cagas, sacan y tienes q salir corriendo a matar al q tiene el balón. Aveces he temido por mi vida...q grande es el rugby